ASUR ingresó a la Casa Capellánica por convenio con la antigua Corporación de Desarrollo, CORDECH, que le cedió ambientes en este inmueble que estaba vacío, a cambio de revitalizar la artesanía en la región de Tarabuco, con el Proyecto Chuquisaca Norte, en 1988. En 1993, se inició, tímidamente, el Museo de Arte Indígena, adquiriendo sus colecciones en forma paulatina. En 2000, la entonces Prefectura de Chuquisaca firmó un convenio con la Fundación ASUR de un arriendo por veinte años a cambio de que la Fundación invirtiera en la refacción de la casa (que se estaba cayendo), y en su mantención, un crédito CAF permitió a la Fundación ASUR cumplir con esta obligación económica. El Museo pudo desarrollarse y hoy cuenta con 13 salas de exhibición bellamente montadas.
El Museo instalado en este monumento histórico de comienzos de 1633 (estilo colonial temprano), recupera y destaca la sencillez del mismo. Pone en contacto la sobriedad de las construcciones en la temprana colonia y en ciudades marginales como Sucre (maderas vistas y rústicas en vigas y puertas) con la sencillez y pobreza de la vivienda rural. Sin ninguna intención de reproducir ni el paisaje ni las edificaciones en las comunidades, selecciona elementos que evocan el mundo rural tanto en texturas como en colores: pajas, caña hueca, maderas sin procesar, que se utilizan en la confección de tarimas y vitrinas de exhibición.
Diríamos que los ambientes de las salas y los elementos que facilitan la exhibición están pensados para producir un acercamiento y no una distancia con los objetos expuestos, aún en las salas arqueológicas.
Aunque su objetivo inicial fue el conservar la memoria de los procesos creativos de tejedoras y tejedores en comunidades tradicionales y fue pensado como una exhibición permanente dirigida a visitantes campesinos, su puesta en marcha abrió otras potencialidades: la más importante, quizás, la de ser un lugar de “comunicación”. Entre tejedoras y tejedores de distintas áreas distantes entre sí, pero perteneciendo al Programa de Renacimiento del Arte Indígena; entre los tejedores de Chuquisaca y los de otros departamentos del país que visitan el Museo para inspirarse y encontrar estímulo para realizar sus propias revitalizaciones culturales. Como punto de encuentro entre los visitantes urbanos (extranjeros y nacionales) y la estética y el pensamiento indígena del centro sur de Bolivia. Su definición contiene, también, un carácter de lucha que está implícito en el montaje del Museo: demostrar la inteligencia y la sensibilidad de los pueblos indígenas y conquistar la admiración de un público urbano que estaba acostumbrado a ver los textiles tradicionales como piezas folklóricas que se amontonaban para su venta, en el suelo de las calles.
Los principales beneficiarios del Museo de Arte Indígena son todos los visitantes de las comunidades, escuelas y colegios fiscales que vienen a recrear su historia y cultura e ingresan en forma gratuita. Son también beneficiarios, los actores de turismo (hoteles, guías, agencias de viaje, transporte), los y las más de 16.000 visitantes extranjeros, nacionales y de Sucre.
Es considerado por los expertos en turismo como un atractivo único, diferente y uno de los principales recursos de la ciudad. El Museo se autosostiene para su funcionamiento sin ningún apoyo económico público.
Desde el mes de diciembre de 2010, la Gobernación Autónoma de Chuquisaca, está presionando a ASUR para que le entregue no sólo la Casa Capellánica, sino el Museo y la Tienda adjunta, que comercializa sin fines de lucro las artesanías de la región y promueve la constante reflexión y capacitación de las nuevas generaciones de tejedores, para impedir la pérdida de las tradiciones.
Es por este motivo que recurrimos a Ud., solicitando su apoyo a fin de motivar en las autoridades de la Gobernación una reflexión para modificar su posición frente a esta decisión, buscando soluciones creativas que no afecten al turismo, a la Fundación ASUR, su museo y el trabajo permanente en las comunidades indígenas.
Museo de Arte Indígena ASUR